Esta lograda y muy breve miniserie de Ana Katz vuelve a inscribirse en su inefable registro de “comedia de la incomodidad”, una dramedia con la catástrofe acechando a sus personajes en los modos y momentos más impensados e inefables. El relato va desarrollando numerosos tópicos actuales, pero sin bajar línea. Sin eludir la dureza, siempre la mirada sobre sus personajes es más amorosa que irónica. Se destaca un muy buen elenco de nuevas figuras y de otras consagradas