19. Plegaria para la noche
Padre Ignacio Larrañaga
Padre mío, ahora que las voces se silenciaron
y los clamores se apagaron, aquí al pie de la
cama mi alma se eleva hasta a Ti para decirte:
creo en Ti, espero en Ti, te amo con todas mis
fuerzas. Gloria a Ti, Señor.
Deposito en tus manos la fatiga y la lucha,
las alegrías y desencantos de este día que quedó
atrás.
Si los nervios me traicionaron, si los impulsos egoístas me dominaron, si di entrada al rencor o a la tristeza, iperdón, Señor! Ten piedad
de mí.
Si he sido infiel, si pronuncié palabras vanas,
si me dejé llevar por la impaciencia, si fui
espina para alguien, iperdón, Señor! No quiero
esta noche entregarme al sueño sin sentir sobre
mi alma la seguridad de tu misericordia, tu dulce
misericordia enteramente gratuita, Señor.
Te doy gracias, Padre mío, porque has sido
la sombra fresca que me ha cobijado durante todo este día.
Te doy gracias porque -invisible, cariñoso, envolvente
- me has cuidado como una madre, a lo largo de estas horas.
Señor, a mi derredor ya todo es silencio y
calma. Envía el ángel de la Paz a esta casa.
Relaja mis nervios, sosiega mi espíritu, suelta mis
tensiones, inunda mi ser de silencio y serenidad.
Vela sobre mí, Padre querido, mientras me
entrego confiado al sueño, como un niño que
duerme feliz en tus brazos.
En tu nombre, Señor, descansaré tranquilo.
Así sea.