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Cambiar los nombres no disminuye el efecto de nuestros malos hábitos

Un día caluroso fuera de casa, después de andar varias horas en actividades físicas, nos detuvimos cuatro amigos y yo para tomar alguna bebida refrescante para saciar la sed.

Yo pedí una agua mineral, pero quien atendía me dijo que solo tenían de dos litros y no estaba fría, así que tome del refrigerador una bebida de sabor de 600 mililitros, otros también tomaron alguna y uno de ellos tomo una botella de agua natural de un litro. Al primer trago que le dí a mi bebida, note que estaba muy dulce y rápidamente pensé que quizá no seria del todo saludable tanta azúcar, así que tome dos grandes tragos más para hacer espacio en la botella y le pedí a quien había tenia la botella de agua natural si podía vaciar un poco en mi botella para diluir mi bebida, con gusto accedió, llene mi botella y así disminuyo lo dulce y pude beber mi refresco.