Un segundo semestre dedicado a la fascinación. Capítulo 4: “Conocer es nombrar”. Nuestro constante caminar por el mundo nos enfrenta a situaciones, personas y cosas que no conocíamos y que reclaman un lugar en el espacio que tenemos dedicado al conocimiento. Pero esto sólo puede ocurrir a costa de una operación fundamental, es decir, ponerle un nombre. ¿Qué significa ponerle nombre a algo? ¿Cuál es la diferencia entre nombrar y señalar? Hay algo que no pueda ser nombrado? Todas estas preguntas tienen un respuesta en la hermosas palabras de Nicolás de Cusa que nos invita a elevarnos desde nuestras palabras al problema del acto y la potencia. Nuestra cuarta parada es la fascinación que nos produce una metafísica de las posibilidades.