El ser humano tiene sembrado dentro de sí un deseo natural de conocer más. Hay en él una curiosidad que está relacionada con la alegría de aprender algo que desconocías, la propia del científico o del investigador.
Pero también hay otra curiosidad, una que se refiere más bien a ese sentimiento que lleva a querer conocer lo innecesario. Una atracción insana por saber cosas que no son de mi incumbencia.
El físico y literato Felipe Maya la define como: "Enfermedad de la mente que te lleva a buscar el conocimiento que no aporta, que distrae de la virtud, y que aleja del objeto de la inteligencia que es la verdad. Una especie de gula de la mente".