Es curioso cómo a la gente que más quiero le trato peor que a los desconocidos, me enojo más fácil, me molesto más rápidamente, le tengo menos paciencia… actúo de una manera mucho peor. Estoy como a la defensiva ante los otros, como si fueran enemigos molestos que hay que evitar, y esto solo me enferma y termina aislándome de la gente más quiero.
Es increíble pero cierto: me comporto peor con la gente que amo... y eso no está bien.