Podemos decir que dividimos nuestros días en 3: tiempo de actividades obligatorias (dormir, alimentarse...), el trabajo incluyendo el del hogar, y el tiempo libre, el ocio.
El problema es que confundimos ocio con ociosidad, y son términos totalmente opuestos. La ociosidad es al ocio lo que el libertinaje a la libertad. El ocio permite disfrutar de la vida, en cambio, la ociosidad aburre y produce gran insatisfacción.
Es más, para los antiguos griegos el ocio era el tiempo más valioso del hombre, ahí donde uno descansa, se divierte, se aprende y se crece.