Todos cargamos con pequeñas tristezas: las que no gritan, pero se notan. Y cuando llegan, uno pensaría que la receta es rezar más, hacer penitencia o simplemente aguantar.
Pero Santo Tomás tenía otra idea, un plot twist que sorprende, descoloca… y cambia la forma en que entendemos lo que realmente puede levantar el ánimo.
Un episodio sobre un remedio tan simple que cuesta creerlo.