Antes de pensar en mejorar mis defectos, ponerme metas para sacarle brillo a mis características positivas, a mis actitudes, virtudes y aptitudes. Lo que hago bien hacerlo aún mejor. Cuando mejoro lo que ya tengo de bueno, me siento aún una mejor persona. Esta actitud ayudará a tu autoestima porque esas pequeñas victorias serán más sencillas.
Los defectos déjalos a un lado... ya le entraremos.