Dicen que nadie se libra del pago de impuestos y la muerte, pero hay algo todo el mundo ha pasado, al menos en algún momento de la vida: se trata del aburrimiento. Aburrirse es más común de lo que puede parecer. El aburrimiento no respeta edades, ni condiciones económicas, ni clases sociales. Todos nos hemos aburrido al menos en alguna ocasión, por ejemplo al quedar atrapados en el tráfico, haciendo cola en la gasolinera o en el supermercado, en la sala de espera de un médico.