Constantemente nos piden nuestra opinión sobre un servicio o un producto, lo hace Amazon, Uber, Google y el restaurante al que fuiste a cenar ayer... pero todos necesitamos de una retroalimentación y más aún cuando la vemos como una herramienta para eliminar la distancia entre lo que quiero ser y lo que soy.
Es muy útil en el ámbito laboral y para cualquier servicio que uno recibe, pero también hay que darla a la esposa, a los hijos, a los hermanos, a la familia, a los amigos… ¿De qué manera? Aquí te explico el cómo, el cuándo y el por qué.
El mensaje tiene que ser interpretado como una oportunidad de mejorar.