De niño te decían “gallina” si no querías entrarle al juego o a hacer una broma. Has crecido y, aún así, sigues siendo un "gallina": le tienes miedo a salir de tu zona de confort, a decidir, a emprender ese reto, o al compromiso.
El cobarde demuestra falta de carácter, de ánimo o de valor para hacer frente a dificultades o desafíos, es temeroso y exageradamente cauto; o simplemente no actúa cuando debería hacerlo pues teme afrontar las consecuencias de sus actos.