No podemos concebir una persona sin afectividad, sin sentimientos, le faltaría algo fundamental que la haría, de alguna manera, inhumana.
Las emociones, los sentimientos, las pasiones, son básicas en el ser humano. Las consideramos "buenas", si acompañan al buen actuar; y "malas" si no cooperan a que hagamos lo que vemos como conveniente.
Por eso es tan necesario encauzar la afectividad, educarla: que sepa meter la cabeza y la voluntad, y no me deje llevar solo por lo que se me antoja.