Es muy triste que hemos tomado la oración como algo tan común y tan irreverente que lo hacemos muchas veces sólo por costumbre. Pero es importantísimo darnos cuenta de quién es aquella persona que está escuchando y como deberíamos dirigirnos a Él. Nuestro Dios tiene su trono en el cielo y escucha a cada una de sus hijas. Necesitamos asegurarnos primeramente de ser hijas de Dios, y después dirigirnos a Él de la manera que lo ha estipulado. Cuidar nuestro corazón y presentarnos limpios y estar llenos del Espíritu Santo, ademas tener un corazón agradecido en la situación que nos encontremos. No nos olvidemos que el Señor Jesús está intercediendo por nosotros y no olvidemos asimismo, pedir por aquellos que nos rodean y que necesitan de Dios principalmente para su salvación. He 4:16. Mateo 6:9, 10 salmos 51:10, 17 1 Ts. 5:18