Egoístamente nos pasamos la vida pensando en nuestro beneficio, orando solamente por mis necesidades y las de los que amo a mi alrededor, olvidándonos de nuestros hermanos en Cristo quienes tienen tantas necesidades como las nuestras, y que muchas veces han pedido nuestras oraciones, y nuestra respuesta ha sido sí pero nunca la llevamos acabo.