Se ha puesto a pensar que del corazón habla la boca. Es por eso que encontramos a personas que muestran una gran gratitud para cualquier cosa recibida, principalmente cuando se trata de Dios; se dan cuenta de sus bendiciones cuentan cada una de ellas y se emocionan al poder compartirlas, no así aquellas que aunque Dios ha sido Bueno y no les ha dado lo que merecen, sienten que nunca es suficiente para ellas, siempre quieren más y nunca muestran un corazón agradecido, y en ningún momento reconocen cuando alguien les ha hecho un favor o cuando han recibido algo aún cuando no lo merecían. Este pecado de la ingratitud Pudiera verse en cualquiera de nosotras, por esa razón, nuestro corazón debe ser limpiado constantemente con la Palabra de Dios para reconocer que todo lo que tenemos viene de Su Mano, es por su misericordia, y que tenemos mucho más de lo que merecemos
