Como hay que insultar con propiedad y porque hay que ser consciente y consistente con aquello que proferimos, os dejamos un episodio ameno y curioso en el que una servidora y su madre anduvimos ojeando el Libro de los insultos de Pancracio Celdrán Gomáriz.
Solo os digo que no tiene desperdicio...
Mezcla: Lean Sabino