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Después de un año y medio volví a tener un auto, estoy empezando a manejar en mi nueva ciudad y siento un temor extraño al hacerlo. 

No estoy haciendo algo nuevo, manejo desde hace tres décadas y no había dejado el volante durante casi 9000 días, el motivo de la pausa fue mi cambio de vida, residencia y las restricciones que existen en España para los conductores que vienen de mi tierra. 

Después de un tortuoso examen saqué el carnet pero no podía usarlo porque tenía una furgoneta, un auto demasiado grande para mi porque pensé que viajaría en ella por toda Europa como lo hice años antes en avión, auto, caminando y en bicicleta. 

Estoy explorando la nueva libertad que me da el cambio, al mismo tiempo estoy recreandome como consultor más que como director de una agencia. 

El tiempo ha cambiado, ya todas las empresas y las personas son tan digitales como lo era yo hace quince años, pero todo ha cambiado. 

Las computadoras son más rápidas, los softwares con la inteligencia artificial empiezan no solo a recibir órdenes, sino a crear sugerencias y tomar decisiones. 

Esto no es nuevo, desde el principio de la humanidad la civilización y la tecnología nos ha dirigido, desde que conocimos el techo, el fuego, la rueda el avance no ha parado y no somos los que éramos y quien sabe quienes seremos. 

Para poder conducir tuve que como hace mucho reducir el tamaño de mi nave, como lo he hecho antes en emprendimientos y empresas, como lo hice como viajero viviendo solo con una maleta como pertenencia. 

El cambio me ha permitido avanzar, y para volver a manejar tuve que cambiar la furgoneta por un coche pequeño y mientras conducía por la autopista del mediterráneo que va desde España hasta Estambul entendí algo. 

El inicio es tener un auto, una maquina, una estrategia, una empresa para lograr nuestras tareas, lo siguiente es encenderla, echar a andar la maquina. 

Esto en una estrategia empresarial es tener claro el publico, el producto y la promesa. 

Luego se toca la caja de cambios y se mete primera, después se acelera, las ruedas empiezan a cargar toneladas de peso y estamos en movimiento. 

Primero avanzamos de forma lenta y conforme mejor es el auto acelera de forma más rápida, eso sucede cuando no esta clara no solo la persona, el producto y la promesa, sino también los tres grandes procesos de cualquier emprendimiento, la producción, la comercialización y la administración. 

Los autos son maquinas con millones de pequeños cambios desde que fueron creados hace más de cien años. 

Nosotros también y nuestras empresas también lo son y nunca deben de dejar de cambiar no solo para poder avanzar y acelerar, sino simplemente para continuar su existencia, la teoría de la evolución nos lo muestra. 

Lo único permanente es el cambio y la adaptación, si tu no tomas las riendas los toma la maquina, el motor del buscador o del social media, hay que estar enfocados para lograr cambiar, avanzar y acelerar.