Creemos que podemos incluir la personalidad, los conceptos, el consciente y el inconsciente de las demás personas, cuando somos incapaces de detectar. Incluso eso en nuestra persona.
Vemos a los extraños proyectando, lo que nosotros deseamos, y los conceptos que tenemos acerca de su físico, gesticulación, movimiento, color, idiosincracia, creemos que somos muy buenos sabuesos, interpretando a los demás y sus deseos.
Creemos que todos los demás son más sencillos que nosotros mismos.
Creemos que los hombres no somos máquinas como manadas, que estamos influenciados por una inmensa cantidad de tendencias, informaciones, modas, mensajes de mercadotecnia, de las que somos presas y también la gente que nos rodea.
No comprendemos de interrelación que existe entre nosotros y el mundo que nos rodea incluida las personas que hay en el.
No sabemos hablar con los extraños, al parecer, lo más cauto es asumir, que no lo sabemos hacer, y poner mucha atención en su expresión, en lo que ellos quieren, ver sus actos lo más objetivamente sin interpretarlos.
Eso es lo que nos dice mal con Gladwell en hablar con extraños para ella, nos pone ejemplos de contraespionaje, de fraudulentos, empresarios, de policías, ladrones y víctimas, y al final una vez más buda tenía la respuesta.
El mundo está interconectado de formas inimaginables para el intelecto humano, la infinita sucesión de energías desconocidas, que chocan frente a nuestra vista, provoca sufrimiento, por el mal entendimiento, eso es una más de las grandes ignorancias que tiene la raza humana.
De los negocios, y en las empresas, creemos conocer a los clientes y a los empleados, a partir de si hacen, o no, lo que nosotros deseamos cuando hay ellos, en verdad, al igual que nosotros son seres humanos tan complejos, como extraños.
No hay solución, no existe receta, ni los tres pasos para dominar la relación de dos universos que se que se encuentran en un momento