Durante buena parte de mi vida había intentado, y postergado, hacerlo de forma profesional. Aunque, en realidad, nunca dejé de escribir, en la última década me había apartado mucho más que en cualquier otro momento, por dedicarme a la maldita construcción de empresas; diez años alejado de las letras y de esa parte de mí que sólo se enciende con ellas. Había llegado el momento de reencontrarme con mi esencia, el viaje, la escritura y la carretera. Edgardo Montero