Ambrose Bierce (1842-1914) vio con sus propios ojos la carnicería de la Guerra Civil. Sin embargo, no hay en esta historia un desaforado grito antibelicista: en la narración mesurada, de rigor casi documental, inspiran menos horror los cuerpos mutilados y murmullos agónicos del campo de batalla, que la resignación de los hombres ante su inevitabilidad.
Secuela del estremecimiento que provoca "El golpe de gracia", la mirada analítica nos revela una construcción en abismo, donde una pequeña guerra privada se incuba dentro de una guerra mayor, también fraticida.
Fuente: literatura.itematika.com