Mientras estás cómodo no te vas a mover, ahí seguirás disfrutando de la maravillosa sombra del árbol que te cobija. Necesitamos sentirnos incómodos para movernos a un lugar mejor aún. La zona de confort no está para que se vea bonita ahí exhibida en una vitrina, está para romperse todos y cada uno de los días, para eso es.