Pagar el precio es apostar las fichas en algo que tu crees que va a salir bien, aunque ese algo sea todo lo que tienes en la mano en ese momento.
Quien paga el precio, a pesar de todas las consecuencias, no piensa si se arrepentirá después de tomar la decisión, no mira hacía atrás. Pagar el precio es entender que has hecho lo mejor para las condiciones que existían y seguir adelante es mirar hacia el futuro. Recuerda que necesitas apuntar a la luna para alcanzar las estrellas. No te quedes lamentando lo que no funcionó o lo que no sucedió de la manera que esperabas. Paga el precio y sigue adelante, como si no hubiera cualquier posibilidad de volver atrás. Atraviesa el puente y después quémalo.
"Sandro Rodrigues"