Tres personas encapuchadas y armadas ultimaron a balazos el miércoles por la mañana a la dirigente campesina hondureña Margarita Murillo, en una zona rural del municipio de Villanueva, departamento de Cortés. Murillo murió como vivió: con la azada en la mano, pronta para producir y dar vida en la tierra por la que siempre luchó.