Sesgados, intensos, repetitivos, queriendo no fallar ni equivocarnos. Nos da terror fracasar y tenemos torcida la definición de éxito. Nos dijeron que el fracaso duele y le tenemos pánico al dolor, así es que vivimos buscando el máximo de placer y la menor cantidad de sufrimiento. Esa ecuación es el verdadero fracaso.