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Description

No estamos en posición de darle lecciones morales a nadie, pero pedirnos perdón y creer que luego estaremos en paz no ha sido una estrategia exitosa ni a la hora de vivir torturándonos el cuerpo mientras “pretendemos salvarlo”. Nos hemos convertido en seres humanos pretenciosos, voraces e insaciables, y luego por eso nos sentimos acorralados con tanta facilidad. La domesticación asesina la intuición, asesina el alma y, al final, acaba por matarnos la vida.