Nunca nos fuimos. Y, no sé qué nos pasó. Lo cierto es que acabamos en una crisis de apatía e indiferencia, entre palabras impersonales, que no dejaban nada, o líos en sí. Al final decidimos volver, y seguir iluminando instantes inútiles, con sentido del humor, familiaridad, de día y en condiciones de bajo riesgo. Hemos vuelto aquí a recalibrar los recuerdos y a gozar.