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Description

Si es tu primera vez aquí. O si ya has estado, pero como si lo fuera. Te mando esta postal sonora de Nueva York desde el Chrysler Building.

El “Grito hacia Roma (desde la torre del Chrysler Building)” de Lorca te ha traído hasta este edificio, culmen de la arquitectura art déco. Un lugar privilegiado para ver los amaneceres. Un punto estratégico donde asistir al nacimiento de un nuevo día. Más aún porque este edificio, a diferencia del Empire, el Top of the Rock o el vecino Summit One Vanderbilt, no tiene una plataforma de observación en su planta superior, con lo que se evita la presencia de turistas. Los rayos se van colando entre las calles, silueteando los edificios con un contorno dorado. La luz que desprende el sol se va elevando sobre los rascacielos hasta que, pasados unos minutos, llega a posarse sobre ellos. Durante un instante, acero, ladrillo y luz se contornean en una lucha de elementos para ver cuál de ellos prevalece.

A esta hora el cielo se parte en dos y, durante unos segundos, la luz pelea con la oscuridad. Da igual que aquí el horizonte sean los rascacielos, las grúas y las antenas. Finalmente, el sol se despega de esas columnas de cieno y un día más comienza su vuelo hasta el cénit. A esta aurora de Nueva York dedicó Lorca uno de sus poemas más conocidos. Esa aurora que marca el inicio de algo que tendrá un final. Así es el ciclo vital. El sol amanece sabiendo que, horas después, habrá anochecer. Igual que nosotros: alfa y omega. Hay días maravillosos, que hiperbolizamos con filtros de Instagram y bailes en TikTok para compartirlos con el mundo. Y luego días de mierda que nos tragamos, porque la tristeza no genera likes. Pero ambos tienen una cosa en común: son hoy.

Gracias por escucharme. Un abrazo desde Nueva York.