Listen

Description

Si es tu primera vez aquí. O si ya has estado, pero como si lo fuera. Te mando esta postal sonora de Nueva York desde el Flatiron.

Llegas al Flatiron, uno de los edificios más icónicos de la ciudad. Se llama así porque tiene forma de plancha. El vestíbulo es demasiado pequeño para la importancia del inmueble. Apenas 10 metros de lado a lado. Muy poco si lo comparamos con otros mastodónticos rascacielos que han construído después. Aunque en su momento destacaba por su altura. Si subes a sus últimas plantas, el edificio se va empequeñeciendo por la confluencia de la Quinta Avenida y Broadway. El Flatiron te puede recordar al cuadro que cuelga de la pared de muchos salones en el mundo, y que Ikea ha universalizado. Yo lo tengo en casa. Y no puedo dejar de mirarlo embobado tumbado en el sofá, transportándome a los pies de este edificio estilo Beaux Arts que en su día fue uno de los rascacielos más altos de la ciudad. ¿Tú también lo has visto alguna vez?

Consigues entrar en el primer metro que pasa, haciendo ejercicios de contorsionista. Todos enganchados con una mano a la barra superior del vagón, como monos, para no caernos por la inercia. Con la otra sujetando el teléfono. A la chica de al lado el haz centelleante que desprende la pantalla le ilumina la cara. Intentas evitar leer lo que pone. Pero la cercanía lo hace inevitable. Debe ser su novio con quien se está escribiendo. Discuten. Hay malos entendidos. No hay caracteres ni emoticonos que sustituyan una mirada cuando intentas decir algo tan mezquino como «no eres tú, soy yo». Sonido de mensaje recibido. La chica lo lee compungida: su novio le pide que no esté triste, que ya verá cómo todo saldrá bien. Piensas en la frialdad y la cobardía de no decir estas cosas a la cara. Cuando dices que todo va a salir bien es porque sabes que todo va a salir mal.

Gracias por escucharme. Un abrazo desde Nueva York.