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Description

Si es tu primera vez aquí. O si ya has estado, pero como si lo fuera. Te mando esta postal sonora de Nueva York desde Greenwich Village.

En Greenwich Village hay un poema de Walt Whitman, el escritor que buscaba soledades entre la multitud. Forma parte de un monumento que recuerda a las víctimas del SIDA. La instalación, frente al Hospital St Vincent’s, consta de una marquesina triangular, una fuente circular en el centro y rodeándola, en círculos concéntricos, adoquines de granito grabados con el “Canto a mí mismo”. Tratas de encontrar el principio del poema entre las losas que salvaguardan el texto del autor de Hojas de hierba. Una vez que das con la primera estrofa, tienes el punto de salida para empezar a moverte por las palabras de Whitman en esta espiral trazada alrededor de una fuente. Casi nadie repara en que las palabras talladas en el suelo forman parte de este homenaje al amor propio, a la identidad personal y, sobre todo, a exaltar el milagro de la vida.

Muchos dedican su vida a intentar pasar página. Ojalá estas dos palabras juntas no formaran una metáfora, y fuese tan sencillo como tomarse la expresión en sentido literal. Pasar página es intentar saltar a la siguiente casilla de este juego, por mucho que la gravedad ejerza una atracción tan enorme que las fichas se peguen al tablero como si estuvieran imantadas. Significa avanzar sin mirar atrás y sin importarte lo que deparen los dados. Simplemente los lanzas al vacío con los ojos cerrados tentando a la suerte. Pasar página supone romper cadenas. Porque nos hacemos mayores. Crecemos. Cambia el graffiti que había en la pared de enfrente. La fachada de ese edificio ya no está cubierta por andamios. Hubo un tiempo en que estuviste cerrado por reformas. Eso ya pasó.
 
Gracias por escucharme. Un abrazo desde Nueva York.