Si es tu primera vez aquí. O si ya has estado, pero como si lo fuera. Te mando esta postal sonora de Nueva York desde Little Italy.
No es habitual andar por Little Italy sin apenas visitantes. Los dos grados bajo cero que marca el termómetro no invitan a salir para cenar una pizza de pepperoni en Lombardi’s. La luna llena se asoma entre las esquinas, conforme vas dejando atrás bloques de pisos que se van cubriendo de un manto blanco. El cielo está apagado, por lo que no es fácil ver las estrellas. Al pasar por Mulberry Street, casi a la altura con Broome, me paro un momento a observar el grafiti que dibujó Tristan Eaton de Audrey Hepburn. Su serena rebeldía, la belleza que mezcla los cánones clásicos y la modernidad, su mirada directa y atrevida... Un mural de color que ilumina esta noche. Ella dibujando horizontes donde uno sólo ve fronteras.
Gestionar las emociones aquí es una partida de ajedrez: unas veces quieres mover ficha inmediatamente, otras esperas para analizar la mejor jugada. En esta ciudad de reyes y damas, de torres con forma de rascacielos y caballos que cabalgan en las vías del metro, eres peón si no puedes controlarlas. Más aún en noches frías y de luna llena, que justifican que a Nueva York también la llamen Gotham. Nunca estás preparado para una última vez con nadie. Nunca estamos preparados para una última vez y nunca lo estaremos. Más aún después de la pandemia, cuando nos cuestionamos tantas cosas. Cuando nos llegamos a plantear si habría una próxima vez con la gente que más querías. Cuando, incluso, dudabas que pudiera haber una próxima vez en Nueva York.
Gracias por escucharme. Un abrazo desde Nueva York.