Si es tu primera vez aquí. O si ya has estado, pero como si lo fuera. Te mando esta postal sonora de Nueva York desde Penn Station.
Las escaleras mecánicas que bajan a Penn Station te engullen sin tiempo para despedidas cálidas. Es hora punta, hay miles de personas entrando y saliendo de la estación, por lo que toca ser prácticos. En la vida no puedes volver sobre tus propios pasos si no te ha ido bien con la elección tomada. En lugar de coger el tren, con el que vas a llegar antes a casa, podrías haber dado un paseo con los auriculares puestos por esta zona junto al Madison Square Garden. Uno de los pabellones más míticos del planeta, donde juegan los New York Knicks. Una media hora caminando, mientras que en tren hubieran sido apenas diez minutos. Siendo tan pragmático, normalmente eliges la opción corta. Aunque a veces te dejes llevar. Que tu vida dependa de una elección tan banal puede provocar reencuentros inesperados. ¿Te ha pasado alguna vez?
Asumir decisiones es como leer un libro de “Elige tu propia aventura”: en función de la opción que decidas, irás a una página u otra sin saber la misión que tendrás encomendada. A veces me gustaría saber qué consecuencias hubiera tenido elegir la opción descartada. No solo en decisiones trascendentales, sino también en asuntos triviales como un semáforo a punto de ponerse en rojo. En cuestión de segundos, tienes que acelerar o frenar. Algo tan insignificante puede marcar, y cambiar, el devenir de los acontecimientos. Decides pisar gas y, al mirar por el retrovisor, ves que un árbol se ha caído justo donde estaba el semáforo por donde acabas de pasar. Es el “efecto mariposa”: a veces pequeñas decisiones tienen grandes consecuencias.
Gracias por escucharme. Un abrazo desde Nueva York.