Decía Heráclito que no es posible bañarse dos veces en el mismo río. Imagínate si estás casi 3 años sin visitarlo. Asomado al East River se cumple lo del “todo fluye, nada permanece”. “Todo fluye”, me repito como mantra desde esta orilla. “Nada permanece”, apostilla mi mente observando el transformado skyline de Manhattan.