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Description

Si es tu primera vez aquí. O si ya has estado, pero como si lo fuera. Te mando esta postal sonora de Nueva York desde Williamsburg.

Te sientas a orillas del East River, frente a Manhattan, y ves pasar los barcos de mercancías que surcaban el río. Lo haces en este muelle hecho de bloques de hormigón coloreados mientras pruebas una de las arepas que has comprado en uno de los puestecillos de Smorgasburg. Es la definición de «perfecto»: almorzar con Nueva York de fondo. Después subes a la terraza del Berry Park, donde hacen los mejores margaritas de la ciudad. Quizás por el azúcar moreno, por la lima o por lo bien que están mezclados sus ingredientes. Y observas al personal que va apareciendo. Los hipsters de Williamsburg sacan a pasear su imaginación demostrando carácter y personalidad. Como la receta del cocktail que te estás tomando.

Hubo un tiempo en que tuvimos la convicción de que éramos como las cuerdas de una guitarra: paralelas, unas frente a otras, viajando juntas hacia el infinito, pero sin tocarse. Nuestros caminos habían sido equidistantes, pero nunca convergieron. Hasta que me dijo que se llamaba por una can- ción de Bruce Springsteen, «New York City Serenade». Y me puse a afinar la guitarra intentando que saliera aquella melodía. Las cuerdas seguían a la misma distancia pero, al tocarlas, había un momento en el que se rozaban, prácticamente se acariciaban unas a otras. Hay momentos que están amarrados a una canción, como el ancla mantiene el barco en un punto concreto. Seguro que tú también tienes esa canción vinculada a algún recuerdo, ¿verdad?

Gracias por escucharme. Un abrazo desde Nueva York.