Si como la vida misma, el cine no tiene sentido, entonces para qué verlo. Si como la vida misma, hay una divinidad que lo regula todo y un infierno donde recibir castigo, visitémoslo pues de la mano del maestro del inframundo cinematográfico. No esperen encontrar respuestas claras a los devenires amorosos y socioeconómicos de Shakira, ni a todas las otras vidas que se cruzan entre nuestras mentes y un señor canoso que nos mira.
Se abre el telón.
