Es fácil decir que la Biblia es importante para los cristianos. Lo difícil es vivir de acuerdo con esa importancia. El domingo por la mañana cantamos «te entrego mi vida, Señor», pero el resto de la semana nuestra Biblia acumula polvo en un rincón. ¿Cómo entregaremos nuestra vida a alguien que no amamos? ¿Cómo amaremos a alguien que no conocemos? ¿Cómo conoceremos a Dios si no es a través de Su Palabra?