El pasado lunes se produjo un terremoto en el seno de uno de los partidos clásicos de nuestro país, el PP.
El cese fulminante por parte de su líder Pablo Casado de su portavoz parlamentaria Cayetana Álvarez de Toledo, provocó su contundente reacción a través de una larga rueda de prensa, donde no sólo dejó al desnudo el funcionamiento de este partido, sino que por extensión el de todos los que componen el arco parlamentario de este país.
Unos partidos que han evolucionado muy poco desde su aparición en el siglo XIX y cuyo funcionamiento resulta cada vez más obsoleto y alejado de los nuevos tiempos.
Cada vez con más frecuencia, quizás porque mi “tema” dentro del PSOE me ha hecho estar más atento a estas cuestiones, he tenido conocimiento de casos de respuestas pura y duramente disciplinarias, a lo que debiera ser exclusivamente un debate político claro, libre y transparente en un partido político. Este es otro de ellos...