La sensación de que la convulsión que sufre nuestro mundo, en lo climático, ambiental, o exclusivamente moral tiene visos de definitiva, aumenta a cada instante.
Es como si nadie hiciera caso de los avisos que constantemente nos va dando nuestro planeta, por cierto, cada vez de manera más clara y contundente.
El ser humano con su prepotencia siempre ha considerado y ahora mucho más, que de alguna manera era inmortal como especie, que cada generación se iba turnando con la anterior, pero sabía que le sucedería otra y otra, así hasta la eternidad...