Un homenaje a Enrique Urquijo y al mundo de la cultura tan maltratado en estos instantes.
Escribir un artículo que no hable de la Covid-19 produce un cierto vértigo, un punto de pudor.
No hacerlo de los temas actuales, los denominados “serios”; el virus, presupuestos, tensiones en la política de nuestro país, o las pasadas elecciones en EE.UU., nos obliga a sacar a la luz sentimientos y sensaciones, en un mundo donde ocultarlas se convierte en deporte nacional.
Es probable que nos dediquemos a analizar, reflexionar, diseccionar, ese tipo de temas porque nos resulta mucho más fácil, al evitar exponernos a aparecer públicamente en carne viva.
Pero hoy me rebelo, porque toca hablar de cultura ese sector abandonado, maltratado a través del “chico triste”; de Enrique Urquijo, que el próximo martes 17de Noviembre hace 21 años que nos dejó.
Como dice una estrofa de “Ojos de gata”, “cómo evitar que me vuelva vulgar al bajarme de cada escenario”. Por eso los que escribimos constantemente sobre la actualidad política y social, corremos el riesgo de volvernos vulgares al hacerlo sobre otros temas donde nos desnudamos sentimentalmente y eso produce vértigo.
Esta mañana gris, tanto como sus canciones, me arriesgo y me lanzo al abismo provocado por las sensaciones tenidas al escuchar de nuevo los discos antiguos de mis queridos Los Secretos, el grupo que lideró durante años.
Antes de comenzar quiero recordar aquella comida con Álvaro y Víctor, su manager, repleta de recuerdos de nuestros respectivos hermanos que se nos fueron demasiado pronto, quizás por vivir muy deprisa, en una época donde quedaron por el camino las gentes más audaces, creativas, e imaginativas.
En esa emotiva conversación le hablé de Javi, mi hermano, que se lo llevó aquella cruel pandemia de entonces, el SIDA. Fue líder y compositor de un grupo de rock que se pateó los garitos de Madrid allá por finales de los 70 y principios de los 80: RETALES.
Sentí que a través de ambos, Javi y Enrique, se construía un vínculo, un fino hilo de comunicación entre nosotros.
Quizás la música actual sea un reflejo de la sociedad líquida que nos toca vivir-sufrir y la razón por la que un grupo como ellos hayan cumplido más de 40 años sobre los escenarios, cuando los que aparecen hoy en día, al igual que sus canciones, duran apenas un telediario, porque como la mayoría de las relaciones actuales son de usar y tirar.
Los Secretos continúan porque son verdad, compromiso, profesionalidad y especialmente sentimientos a borbotones. Por eso emocionan, te llegan hasta lo más profundo y las gentes que asisten a sus conciertos se saben de memoria cada una de sus canciones y son unas cuantas...