Todos los que nos hemos montado en este barco hemos analizado, juzgado y criticado hasta límites realmente penosos a los padres que actúan de forma distinta a la nuestra, y lo hemos hecho para protegernos, porque nuestra autoestima está de por medio. Nuestros hijos son el proyecto de nuestras vidas, y el resultado de semejante barbaridad está a la vista de todo el mundo. Sus éxitos o sus fracasos son también nuestros. Por eso es muchísimo más cómodo lavar nuestra muy deteriorada imagen con la culpa de los demás padres.