Mucha gente se ofende cuando se les hace ver el gran papel que jugó la suerte en su éxito, y es entendible. Si de pronto nos sorprenden con nuestra historia en la que solo somos el producto de nuestras circunstancias, entonces nuestro trabajo duro y talento parecen no contar para nada. La gente siempre tiende a creer que debe ser sólo su habilidad, y no su suerte, la que explique su éxito, pero la verdad es que si no tiene ambas, entonces está frito.