Quedará para los anales de la historia (o más bien, para el capítulo "Cómo Arruinar un Imperio en un Solo Mandato") el día en que la Administración Trump decidió que, si el cloro no funcionó contra el COVID, quizás sí lo haría contra la economía. Con la solemnidad de un vendedor de humo en un bazar, EE.UU. anunció el fin de su política de libre comercio, ese concepto que les molesta tanto a pesar de que les permitió dominar el mundo durante 80 años. ¿La nueva estrategia? Aranceles para todos, como si fueran medallas de participación en las Olimpiadas de la Autodestrucción.