Uno de los más grandes males que aqueja a nuestro mundo, además de la indiferencia, es la hipocresía. Nos molesta mucho cuando una persona hipócrita llega a nuestra vida, pero con qué facilidad caemos en este mal cuando ponemos máscaras y no nos mostramos como en verdad somos, cuando solamente buscamos aparentar ante los demás. Vamos a reflexionar en el Evangelio de Lc 11, 47-54.