“Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y verdad es necesario que adoren” Juan 4:24.
¿Pueden ustedes imaginarse esto? ¿Pueden creerlo? que una estrella del cielo sirva de guía para que un grupo de hombres sabios, sensibles a una voz espiritual, sintieran que allí estaba el cumplimiento de una profecía o revelación sobre el Mesías prometido, sin telescopios ni observatorios sofisticados; en un lugar tan lejano y con millones de estrellas en el firmamento; pero su corazón les decía: esa estrella es la señal y los guiará.