Es lo más común que en este mundo exista un rechazo al reinado de Jesucristo sobre el hombre. No hay nada más digno de ridiculizar por la cultura y costumbres de la sociedad de hoy, que ver a alguien que se quiera someter voluntariamente a la obediencia a Dios y a la guianza de Él sobre su vida. Además despierta la ira o enojo de la gente “normal” ver como algunos a su alrededor, dejan de practicar aquellas cosas (vicios, libertinaje, promiscuidad, inmoralidad, todo tipo de maldad) en las que previamente se alegraban con sus “disque amigos”, para iniciar una vida apartada de todo ello, dedicada a Jesucristo, su Salvador. Los poderes de este mundo rechazan a Jesús y a su mensaje transformador, porque con ello pierden adeptos de su sistema corrupto. El mundo está sumergido en tinieblas y la Luz de Jesús es rechazada; porque pone en evidencia las obras malas que todos practican.
