“Y habiendo entrado el Ángel a donde ella estaba, le dijo: Dios te salve, ¡oh llena de gracia! El Señor es contigo, bendita tú entre todas las mujeres. Al oír tales palabras la virgen se turbó y se puso a considerar qué significaría tal saludo. Más el Ángel le dijo: ¡Oh maría!, no temas; porque has hallado gracia en los ojos de Dios.” San Lucas 1:28-30