¿Te parece común esta expresión? Me imagino que sí. Reconozco que soy el primero en aceptar que me sucede ¡con frecuencia! Como humanos somos frágiles, débiles, vulnerables, y nos equivocamos fácilmente. Es bueno reconocerlo, no para conformarnos a esa forma de actuar, sino para acercarnos a Dios con conciencia de que necesitamos su ayuda, su perdón, su misericordia. Si no fuera por su misericordia, estaríamos perdidos, condenados, pero... el Señor nos conoce muy bien, se acuerda que somos polvo y por eso proveyó el camino hacia Él a través de su amor, (Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie viene al Padre, sino por mí Juan 14:6); amor que cubre multitud de faltas.
