El llamamiento de Dios a sus hijos comprende un compromiso de vida, de entrega, de fidelidad total. Recibir a Jesucristo como nuestro Salvador es, además de ser rescatado para la eternidad, ser aceptado en los ejércitos del Dios Único, del Rey de Reyes. Es en realidad un privilegio pues nos da una responsabilidad y nos pone al servicio del Reino de los Cielos. Nos enlista en las filas de aquellos que serviremos de testimonio a estemundo de que hay un Dios que da amor, vida, y paz y que tiene el poder para hacer libre a los hombres de las esclavitudes que ejerce el pecado.