Cuando Luis Abinader se juramente hoy como presidente de la República inicia no sólo su segundo mandato sino la posibilidad de construir un legado que, no importa cual fuere, será admitido como su “Era”.
Abinader llegó al poder en el peor momento que se pueda imaginar, en medio de la pandemia del covid 19, con el país y el mundo semi cerrados y tras una crisis institucional por el fracaso de las elecciones municipales y la posposición de dos procesos electorales. Lo hizo en una transición corta para nuestro país que se redujo en 50 días.
Abinader asumió la presidencia de la República junto a un equipo inexperto, cosa que de manera constante recordó la oposición, cuya meta fundamental era mantener el país de pie en medio del Covid.
No es la misma situación de hoy.
El presidente y su equipo gestionaron bien el Covid, siendo RD uno de los primeros países en iniciar la vacunación masiva y al propio tiempo uno de los primeros en abrir las actividades económicas.
Pero el país de hoy no es el del 20. Abinader tiene muchos retos.
La economía que más crece se junta con exportaciones que decrecen y un déficit compensado con endeudamiento. La reforma fiscal es un imperativo reconocido hasta por sus opositores más acérrimos.
El país ha avanzado en transparencia y lucha contra la corrupción pero la impunidad sigue por sus fueros y los resultados de los casos Tucano, Tres brazos y Odebrecht lo evidencian. Podrán decir que esa es la justicia que dejó el PLD y es cierto, pero desde este año y sin reforma constitucional, en sus manos estará la posibilidad de un cambio.
Pocos presidentes han tenido el poder que desde hoy tendrá Luis Abinade pues su partido controla las tres cuartas partes del Congreso. Las reformas pendientes pueden pasar sin problemas.
Reforma constitucional, fiscal, laboral y del sistema de seguridad social están ahí en un país con la desigualdad más evidente en la región.
La economía dominicana es la séptima de la región . El ingreso per cápita del país es 11, 200 dólares por persona pero solo el 33% tiene acceso a ese promedio. El 1% de la población es dueña del 37% de la riqueza.
Superar la inequidad es el reto que puede heredar la Era de Abinader.