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El problema del congreso dominicano no es solo lo que nos cuesta sino lo poco que nos sirve. Por eso quisiera que la propuesta de reforma vea el fondo más allá de la forma. Tenemos un problema de representatividad que ahora puede resolverse.

El país se ahorrará casi 1,200 millones de pesos si prospera la propuesta del presidente Luis Abinader de lograr una reforma constitucional que implique reducir el número de diputados de 190 a 137 legisladores, según las cuentas del catedrático universitario Cándido Mercedes.

El profesor Mercedes precisó en un cuadro explicativo que la reducción de 53 diputados por cuatro años arroja ese monto de ahorro considerando salarios, exoneraciones, incentivos, pensiones y jubilaciones. El cuadro del profesor no incluye el barrilito, el cofrecito ni las ayudas especiales que otorga el congreso a sus miembros en algunas fechas como Navidad y el día de las madres. Esos “beneficios” dependen de la voluntad de los presidentes de las cámaras y recuerden las famosas cartas de Abel Martínez.

Si hay una propuesta popular de las cuatro reformas anunciadas por el presidente es la reducción del tamaño de la Cámara de Diputados. El Congreso dominicano debe ser uno de los más caros del continente y de seguro el menos efectivo.

Los legisladores se han ido otorgando prebendas y deben ser los únicos dominicanos que no soportan un carro más de dos años y por eso necesitan dos exoneraciones por período. Los gastos de largo plazo como las pensiones completas y los seguros internacionales probablemente tengan un peso mayor en nuestros bolsillos porque esos privilegios salen del presupuesto o sea de nuestros impuestos.

Yo estaría dispuesta a pagar esos privilegios si los diputados pensaran por lo menos un poco en la gente común que los elige y que ellos rápidamente olvidan. Nuestros legisladores apuestan a votantes sin criticidad sensibles a la compra de una receta o el regalo de una botella de ron para las fiestas. Ese público es su aspiracional.

La reforma debe incluir un cambio en el esquema de representación que obligue a los legisladores a rendir cuentas y sobre todo a temer a sus votantes. La reforma debe abordar el tema del Paralacén. Qué nos ha aportado estar en ese invento.